Siempre he pensado y es un valor ético que suelo poner en práctica que el “fin no justifica los medios”. Muchos de los más grandes horrores que ha vivido la humanidad se han situado tras un principio contrario, aquel que dice que “el fin sí justifica los medios”.
Pero bueno, no es el motivo de esta Actición® tratar sobre un tema filosófico. El propósito, más bien, es significar la importancia de no perder de vista la finalidad con la que hacemos las cosas. O dicho de otro modo, tener siempre presente el sentido que le damos a nuestras acciones.
A nivel personal muchos fracasos provienen, precisamente, de no clarificar adecuadamente el sentido de nuestras metas o fines, pues este aspecto está directamente relacionado con la motivación ¿Son, acaso, fines, el dejar de fumar, perder peso, aprender inglés, ir al gimnasio, organizarse mejor o delegar en el equipo? Pueden serlo, pero parece claro que detras de todo esto hay metas de nivel superior que precisan estar identificadas.
A nivel empresarial, he identificado muchas situaciones en las que como consecuencia de trascender más allá de la descripción de las acciones, estas se convierten en fines en sí mismas haciendo que sus hacedores no sientan ningún tipo de motivación por llevarlas a cabo y tampoco les vean sentido. Se convierten en puras obligaciones. Por ejemplo, en algunas empresas me encuentro con que sus respectivos departamentos de Recursos Humanos han establecido, combinadamente, dos sistemas que llaman de “Dirección por Objetivos” y “Dirección por competencias”, cuyas finalidades son, precisamente, que las personas distingan entre fines y medios. Por un lado, se establecen objetivos para cada individuo y, por otro, se determina que es lo que hay que hacer en cada caso para conseguirlos. El planteamiento es bastante acertado, sin embargo falla bastante.
¿Qué es lo que más falla?
Lo que he descubierto es que estos sistemas se convierten en fines en sí mismos y no en medios para el fin. El fin con el que se ponen en funcionamiento no debe ser otro que el desarrollo profesional y personal de las personas. Sin mebargo, en muchos casos, cada año, el supervisor que tiene a su cargo un equipo de diez o doce personas, tiene que cumplir con una serie de trámites burocráticos que se convierten en “tediosas obligaciones que hay que cumplir para que el departamento de Recursos Humanos esté contento”. El problema es que entre esas “tediosas obligaciones” están actividades tan importantes como: definir, junto con su equipo, los objetivos de todo tipo, cualitativos y cuantitativos, a conseguir, los planes de formación a plantear, realización de entrevistas de “evaluación del desempeño”, etc.
El desarrollo de estos procedimientos realizado con una actitud de perfil bajo con respecto a su importancia solo puede producir resultados muy alejados de los que sería deseable.
La causa más importante por la que sucede esto es que quién tiene que desarrollar profesionalmente a sus colaboradores, normalmente no ha pasado por un proceso de mejora facilitado por un Coach profesional. Por tanto, no alcanza a ver la importancia que en los resultados de la empresa produce el desarrollo constante de un plan de mejora además de carecer de la metodología necesaria para llevarlo a cabo sobre sus colaboradores.
Así que con relación a este asunto propongo la siguiente Actición® (Dícese de la actitud positiva que llevada a la acción produce mejores resultados)
Actitud:
El desarrollo y la mejora del rendimiento de las personas es un aspecto clave para mejorar los resultados de la organización. Dedicar tiempo y recursos a identificar las áreas de mejora es una inversión muy rentable. Por tanto, seguir y cumplir con los procedimientos establecidos son medios que facilitan la consecución del propósito para los que han sido concebidos.
Acciones:
El plan de acción se tiene que ajustar a la situación particular de cada empresa. No obstante la primera acción a desarrollar es que el equipo directivo de la empresa desarrolle un proceso de mejora y cambio que sirva de ejemplo y modelo para el resto de la organización.