Ayer estuve viendo, de nuevo, “Matar a un ruiseñor” (Robert Mulligan, 1962). Me costó un poco persuadir a mi hija Raquel (13 años) de que viésemos juntos una película en blanco y negro y con cincuenta años de historia. Pero, nada más comenzar, vi que quedó atrapada por el magistral conjunto cinematográfico de guión, fotografía, interpretación y dirección que es esta película.
Tras verla, estuvimos hablando animadamente sobre algunos de los muchos temas que aborda. Particular interés tuvieron los comentarios sobre una breve escena en la que Atticus Finch (Gregory Peck) mantiene un diálogo con su hija, Scout (Mary Badham), en el que le explica la importancia de practicar los dos conceptos que dan título a esta nueva Actición® “Transigencia» y «Empatía». Creo que nadie mejor que el protagonista, Atticus Finch, para ilustrar esto. La escena dura dos minutos y veinte segundos, puedes verla aquí. Después, te animo a que si no la has visto, busques la película y la veas tranquilamente, merece la pena.
La escena se inicia cuando Scout sale corriendo al porche, algo enfadada, y Atticus Finch sale a consolarla:
Son muchas las situaciones en las que tenemos que tener una actitud empática y otras muchas en las que debemos actuar con transigencia. Sin embargo, ambos elementos deben estar unidos en todas las situaciones en las que pretendamos establecer acuerdos positivos con nuestros semejantes. Entendiendo por acuerdo positivo, aquél en el que ante una situación en la que hay que llegar a un entendimiento con otros, la solución que se produce satisface plenamente los intereses de todos los intervinientes. Es lo que se llama “Negociación por Principios o Método Harvard de Negociación”, bajo esta fórmula la solución que se busca no está lastrada por posiciones rígidas, sino que se trata de poner en práctica tanto actitudes empáticas como acciones transigentes. No importa en qué ámbito de nuestra vida estemos desenvolviéndonos, si profesional, social o familiar, en todos ellos será bueno transigir empáticamente.
Así la actitud empática nos permitirá conocer los intereses del otro y buscar puntos de coincidencia con los nuestros, pues al buscarlos, casi siempre se encuentran.
Y una actuación transigente nos llevará a mantener posiciones abiertas a nuevas ideas más creativas que incluso superen la satisfacción de esos intereses iniciales. Parece que la sociedad actual está bastante falta del valor de la transigencia, valor que solo es positivo cuando todos lo aplicamos con igual intensidad. Porque no se trata de que yo transija y tu no, ni viceversa, estaríamos entonces en situaciones en los que el beneficio no es mutuo. Se trata de que en situaciones de conflicto planteemos salidas que aporten nuevos beneficios que ni siquiera alcanzábamos a ver antes del proceso.
En las relaciones con los demás es necesario eliminar posicionamientos rígidos. Transigir obliga, y es este el punto clave, a eliminar posturas absolutas y de única verdad, sustituyéndolas por otras abiertas a la búsqueda de nuevas oportunidades bajo una actitud innovadora y de comprensión mutua. En tanto que convivimos con otros, nuestros intereses forman parte de los intereses de los demás. Ganar significa que todos ganemos.
Desde luego que hay situaciones en las que no podamos o no debamos transigir, pero nuestro deber es intentarlo. La primera acción para ello es practicar la empatía.
Diálogo de la escena:
-Atticus: ¡Scout¡…¡Scout! ¿Se puede saber qué demonios te pasa? Anda, cuéntamelo.
-Scout: No voy a volver a ir a la escuela, ¡nunca!
-Atticus: Es que hoy ha sido el primer día.
-Scout: No me importa, todo me salió mal. La maestra se enfadó mucho conmigo y me dijo que tu modo de enseñarme a leer es una equivocación, que no siguieras. Y luego hizo la tontería de querer darle una moneda a Walter Cunniham. Cuando todo el mundo sabe que Cunninham no quiere aceptar ningún regalo, ¡hasta un idiota se daría cuenta!
-Atticus: Bueno, quizás estaba nerviosa, también era su primer día como maestra y, además, es nueva aquí.
-Scout: ¡Oh! ¡Atticus!
-Atticus: Anda, escúchame un momento. Si consigues aprender una sola cosa, te llevarás mucho mejor con todos tus semejantes. Nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista.
-Scout: ¿Cómo?
-Atticus: Hasta que no logres meterte en su piel y sentirte, cómodamente.
-Scout: Pero si continuo yendo a la escuela no podremos leer juntos.
-Atticus: ¡Scout!¿Sabes lo que significa transigir?
-Scout: ¿No hacer caso de la Ley?
-Atticus: No. Es un acuerdo al que se llega por consentimiento mutuo. Ahora, te explicaré en qué consiste. Tú consientes en ir a la escuela porque es necesario y yo consiento en que cada noche continuemos leyendo juntos como hemos venido haciendo ¿Trato hecho?
es un buen mensaje que es necesario poner en practica para avanzar