Este pasado jueves, en la tertulia del programa de Radio Nou “Coses que Passen”, estuvimos hablando con Juan Luis Arsuaga con motivo de su nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia, uno de los comentarios que le hice fue que le felicitaba por su capacidad de trabajo y el alto nivel de esfuerzo que era capaz de desarrollar. Y le recordé lo que decía Thomas Alba Edison sobre el éxito. Edison, que debe ser uno de los inventores más prolíficos de la historia, se le atribuyen más de mil quinientas patentes, afirmaba que el éxito es un diez por ciento inspiración y un noventa por ciento de transpiración.
Tras el diálogo con Juan Luis Arsuaga, estuvimos hablando con Carlo Spada, un joven emprendedor que junto con su socio, han desarrollado una página Web en la que promueven la compra-venta de trabajos de estudios. La cosa consiste en que un estudiante que tenga que hacer un trabajo, en vez de realizarlo, hace la petición a la Web y a través de ella recibirá una oferta económica de alguien previamente seleccionado por la realización del trabajo.
No digo que la idea no sea original y que su iniciativa, lamentablemente, no esté fundamentada en necesidades detectadas en su mercado objetivo, hago referencia aquí a la tendencia que se promueve en nuestra sociedad de consumo y que ha provocado muy buena parte de la crisis que atravesamos: que el éxito es cuestión de atajos y del mínimo esfuerzo. Así que lo que le manifesté a este joven emprendedor, que lógicamente estaba muy animado con su idea, es que su negocio no estaba alineado con algunos de los valores que tenemos que fomentar en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo. Como por ejemplo, que el conocimiento se debe transmitir en buena medida mediante el fomento de trabajo práctico y debe estar basado en la adquisición de experiencia y en el esfuerzo en buscar soluciones a los problemas que se planteen. Y no digo que una buena cualidad no sea la de tratar de conseguir las cosas con el mínimo esfuerzo, pero cuando hablamos de mercantilizar parte del esfuerzo necesario para la adquisición de los conocimientos y de las prácticas necesarias que exige la obtención de un título académico, es decir, sustituir el esfuerzo por dinero, mediante la opción de adquirir un servicio como este, lo que estamos es pervirtiendo todavía más la crisis de valores que atraviesa nuestra sociedad.
Dudo mucho que esta propuesta tenga éxito, porque de ser así, perderemos muchas posibilidades de tener en el futuro científicos de éxito que, como Juan Luis Arsuaga o el mismísimo Edison, buena parte del mismo se lo deben a una pequeña parte de inspiración y a una muy grande de transpiración.
Sin duda, es absolutamente acertado el comentario, y estoy totalmente de acuerdo con que las iniciativas como las planteadas por el joven emprendedor, lamentablemente, son un reflejo de nuesta actual sociedad . Parece que tengamos que llegar al éxito, sin el esfuerzo que ello requiere, y la sociedad consumista que vivimos ignora la necesidad de tener unos valores mínimos, que son los que nos hacen avanzar, y seguir progresando aún en tiempo difíciles